¿Víctima de mis circunstancias?
La mayoría de las personas hemos pasado momentos difíciles en algún punto de nuestras vidas. Hay quienes parece que no logran superarlos y se mantienen viviendo momentos difíciles que al parecer no tienen fin por lo que se hace difícil ver la luz al final del túnel. Se trata de rachas de mala suerte por las que casi todos hemos pasado en algún momento de nuestra vida. Entonces nos preguntamos: ¿a qué se debe que pasemos por esos malos momentos, si somos buenas personas, si no le hacemos ningún daño a nadie?, ¿qué hicimos para merecer esto?, ¿es acaso un castigo divino por algo que no recordamos o por algo que hicimos en una vida pasada? Como terapeuta holístico, he trabajado con muchas personas que se sienten víctimas de las circunstancias, incluso yo me he sentido así en algún punto de mí existencia. Esta sensación puede ser muy frustrante y puede impedir que las personas avancen en su vida. Sin embargo, es importante recordar que cada uno de nosotros tiene el poder de crear nuestra propia realidad.
El principal factor que crea nuestra realidad está determinado por nuestros condicionamientos mentales, nuestras creencias aprendidas a través de nuestra familia, educación, entorno, sociedad y religión; básicamente aquello que nos han enseñado a lo largo de toda nuestra vida. Mucho de esto queda grabado en nuestro subconsciente y ni siquiera sabemos que está allí. Esos condicionamientos mentales forman nuestras creencias limitantes que son uno de los principales obstáculos para crear una realidad positiva. Estas creencias son patrones de pensamiento que se han arraigado en nuestro subconsciente a lo largo del tiempo, y pueden ser muy difíciles de cambiar. Lo ideal es trabajar en nuestras creencias limitantes si queremos superar la sensación de ser víctimas de las circunstancias.
Los traumas de la niñez también pueden tener un impacto importante en nuestra sensación de ser víctimas de las circunstancias. Estos traumas pueden tener un impacto duradero en nuestra vida adulta, y pueden impedirnos avanzar. Un niño puede percibir como algo traumático un suceso tan simple como el que le hayan negado un helado, pensando que nunca le darán nada de lo que pida ni de niño ni de adulto. Ahora, si experimenta un trauma como el divorcio de sus padres, es posible que desarrolle la creencia limitante de que el amor no dura para siempre. Esta creencia puede impedirnos avanzar en nuestras relaciones amorosas en el futuro, ya que podemos tener miedo de comprometernos por temor a ser lastimados de nuevo.
Nuestro subconsciente, que constituye la parte de nuestra mente que controla nuestra conducta, emociones y pensamientos, juega un papel muy importante en la forma en que interpretamos y enfrentamos nuestras circunstancias. Si tenemos creencias limitantes, nuestro subconsciente las interpretará como verdades absolutas, y creará una realidad que se ajuste a esas creencias. Por ejemplo, si tenemos la creencia limitante de que no somos lo suficientemente buenos para lograr el éxito, nuestro subconsciente creará una realidad en la que encontraremos obstáculos para alcanzar nuestros objetivos, nos sentiremos insatisfechos con nuestro trabajo y posiblemente incluso perderemos nuestro trabajo.
Cuando trabajamos en nuestras creencias limitantes, estamos trabajando en nuestro subconsciente lo que es esencial para superar las creencias limitantes y crear una realidad más positiva.
Es importante recordar que donde ponemos nuestra atención, eso se manifiesta, lo cual es uno de los principios de la física cuántica, tema que tocamos en el artículo del mes pasado y que forma parte de lo que conocemos como la ley de la atracción. Ésta explica que atraemos hacia nosotros lo que pensamos y sentimos. Si nos sentimos víctimas de las circunstancias, atraemos más situaciones que refuercen esa sensación de victimización. Para acabar con ese círculo vicioso es importante sostener los pensamientos que queremos que se materialicen, en vez de la realidad que estamos observando, hasta que le quitemos fuerza a esa creación que no nos agrada manifestar y se refuerce la manifestación que escogimos deliberadamente.
Finalizando, es importante trabajar en nuestras creencias limitantes, traumas de la niñez, nuestros pensamientos y sentimientos negativos con el fin de superar la impresión de ser víctimas de las circunstancias. Una forma de hacerlo es a través de la práctica de la meditación, la visualización, el agradecimiento por cada cosa positiva en nuestras vidas y especialmente a través de terapias a través de las cuales podemos acceder al subconsciente con el fin de cambiar patrones de pensamiento y comportamiento.